SHIRLEY DAVIS & THE SILVERBACKS EN SALA LOPEZ
CRONICA CONCIERTO SHIRLEY DAVIS & THE SILVERBACKS
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10 de febrero en Sala López
Fernando Rickenbacker ©2017
Concierto de Shirley Davis & The Silverbacks dentro del ciclo GPS (Girando Por Salas) Circuito de Músicas Populares concebido para la promoción de las músicas actuales.
Es bien sabido que la banda sonora del movimiento mod tiene color básicamente negro. Al Rythm’n blues y a las cadencias jamaicanas del Ska (y no menos importante, pero si ciertamente menos popular, los flancos más cool del Jazz) se suma de manera fundamental toda la amplia gama de sonidos que englobamos bajo la etiqueta Soul.
Y hete aquí que la noche del viernes, en la Sala López , una jovencita de agreste imagen, Shirley Davis, frente a un combo de músicos con muchas horas de vuelo con base de operaciones en Madrid, los Silverbacks, despacharon una sesión de música negra de muchísimo fuste. Parece ser que la combinación navega bajo el amparo de Tucxone, una pequeña discográfica para iniciados, con muy buen gusto -como he podido comprobar al examinar su catálogo-, que ha puesto en el mercado su primer larga duración, «Black Rose«.
El bolo arrancó con una larga introducción conforme a los cánones del soul. Acto seguido, la Diva se hizo dueña de la plaza: con timbre perfecto, Miss Davies puso en valor, tema tras tema, sus habilidades, sin que en ningún momento la banda quedase atrás.
Un conjunto batería-bajo-teclados-saxo-trompeta-guitarra muy contundente; el teclista tejía con discreción por debajo del guitarrista, que tocaba con nigérrimo acierto una vieja Harmony de caja, sin interferir en los metales, que son siempre el bouquet garni del soul. En todo caso, siempre y sobre todo, la voz. Debatí acerca de ello con gente cuyo criterio respeto que no lo veía tan claro, pero yo si: me gustó, y nada había que cuestionarle; acaso los técnicos mantuvieron un punto por debajo la ganancia para evitar que la potencia de la garganta de la cantante se apoderase de todo. Buen sonido, por cierto: excelente trabajo de la mesa.
‘Black rose‘, el tema que da nombre al disco, me gusta mucho. Probablemente traerá a la memoria del oyente que haya profundizado en el género algún tema de cierta joven de color blanco y alma negra que se fue demasiado pronto, en julio de 2011.
Merece cita expresa ‘My universe‘, el primer corte de la cara B del LP, que, como reseñó la cantante, es su favorito. Arrancando con un deje moruno, se hace acto seguido espacio una guitarra con wha irrumpiendo a continuación la rythm section. Muy interesante.
El bolo se interrumpió apenas un minuto, regresando el grupo completamente ‘on fire’, metiéndose directamente en jardines funkies que sin duda son los suyos, dándonos a todos, eso sí, muchos motivos para mover los pies y dejarnos con cierto apetito de más. Puede que sea la única nota negativa al show del viernes por la noche en la Sala López: a la aproximadamente media entrada se nos hizo corto el espectáculo.
Una noche ciertamente divertida con un grupo que no dudo en recomendar a cualquiera que guste del funk y del soul.
